Justo antes de empezar en Frogtek, a principios de marzo de 2013, llevaba 7 años trabajando para una fundación pública, una organización sin ánimo de lucro dedicada a divulgar la historia de la ciencia. Una de las tareas que siempre recordaré con más cariño de aquel empleo era la de recorrer Europa a la búsqueda de documentos antiguos, con un equipo de digitalización y un portátil a cuestas. La experiencia de estancias largas en muchas ciudades de España, Francia, Alemania y Rusia, negociando los derechos de digitalización en 3 idiomas (y gestos, ¡y hasta dibujos!), montando todo el tinglado fotográfico y solventando los imprevistos sin ni siquiera conexión a Internet (batallitas, lo sé), no lo cambio por nada.

bla bla Preparando el set de digitalización en San Petersburgo, 2011.

Ahí aprendí de los mejores a manipular documentos antiguos, a sacar fotografías de calidad a textos manuscritos con ambientes controlados de iluminación, a automatizar el postprocesado de las imágenes para facilitar la lectura y resaltar lo importante y esconder el deterioro del paso de los siglos, los bichos y la mala conservación. Aprendí a aplicar técnicas de reconocimiento automático de texto en imagen, para poder hacer búsquedas masivas sobre todo aquel material fotografiado. Aprendí a gestionar los retos reales de una base de datos cada vez menos modesta de información de autores, bibliotecas, obras e ilustraciones. Y, por supuesto, ahí gané mi primera experiencia seria en el desarrollo de sitios web donde volcar toda esa información. La implementación de un buscador muy potente sobre todos los recursos, la gestión íntegra de un portal web gigantesco, los problemas de la localización e internacionalización de la información (el cirílico se gestiona mucho más fácil hoy en día), la alta demanda de visitantes (fueron y son webs con muchísimo éxito)… Gestionar un proyecto de esa envergadura y durante tantos años, desde la captura de las imágenes hasta la presentación de resultados en infinidad de charlas y congresos, me proporcionaron una base maravillosa para desarrollarme como profesional multidisciplinar. Y encima relacionado con la historia y la cultura, tan enriquecedor. Me siento un privilegiado.

En paralelo, por aquella época, estaba llegando la revolución de los móviles inteligentes y desde un primer momento quise programar aplicaciones para esas plataformas. Aprendí con Symbian (uy, eso sí que son batallitas) y me enamoré. Ver una creación mía funcionando en un dispositivo móvil me atrapó irremediablemente. Al poco de aparecer Android me convertí en freelance y me dediqué a desarrollar apps por encargo. Las 2 o 3 primeras apps que vendí ni siquiera las vi funcionar en otro sitio que no fuera un emulador (si los clientes lo hubieran sabido…). Devoré todos los libros que conseguí de la arquitectura, para gestionar la memoria de forma impecable (indispensable, y más especialmente en aquellos días), me formé en recursos de UI y de UX, y analizaba hasta el más mínimo detalle todas las apps más populares de cada momento. Después de unos años dio sus frutos y una de mis apps ganó un premio a la mejor app de España.

Siempre me ha apasionado la programación, desde niño, y en la carrera elegí todas las asignaturas optativas relacionadas con la ingeniería del software, y luego cursé un posgrado justamente en esa línea. Pero en la fundación había sido casi un one-man-army, y como freelance… pues lo mismo. Me consideraba un buen programador, pero ni imaginaba todo lo que me quedaba por aprender. Y entonces llegó Frogtek.

bla bla Autodidacta, programando Basic en un ZX Spectrum, con 8 añitos.

Decidido a arriesgarme a dar el salto y probar a trabajar fuera de Canarias, inicialmente puse el foco en una empresa emergente en Grenoble. Superé bien todas las pruebas técnicas y las entrevistas y llegué a la fase final en un 1vs1 contra otro candidato. Pero claro, un miserable B1 en francés por mi lado no tenía nada que hacer contra un francés nativo, y así me lo hicieron saber. Agradecí enormemente la experiencia (contaré otro día cómo fue ese proceso de selección, del que aprendí valiosas lecciones) y la transparencia, y a seguir buscando.

Y casi al momento me llegó la oferta de Frogtek, en la que buscaban a alguien con experiencia en desarrollo de software, en Android, en bases de datos, en Python… la sentí hecha para mí. Como yo estaba en Canarias, y Frogtek por aquel entonces aún no tenía 100% de teletrabajo, me hicieron la entrevista online y me contrataron sin haberme visto nunca en persona (hoy en día es de lo más habitual, pero no hace 10 años). Un voto de confianza por su parte, y una aventura para mudarme de Tenerife a Huesca (en solo un fin de semana) por la mía, que siempre agradeceré.

Y ahí me vi un lunes, todavía medio saliendo de una gripe y con dolor de cabeza, a más de 2000 km de mi casa, en la puerta de un hotel esperando a que me vinieran a buscar para llevarme a la que iba a ser mi nueva oficina. Aquí llegaba el nuevo «experto en Android», pero con un Nokia 3310 en el bolsillo, y con un montón de ganas de aprender. Y vaya que si aprendí.

  • No sabía lo que era el agilismo.
  • No sabía lo que era un sistema de integración continua.
  • Sabía lo que eran tests automáticos, pero no conocía el TDD ni había programado más de ¿5? tests básicos por app, de los cuales luego aprendí que la mitad estaban mal enfocados.
  • Ya usaba subversion como gestor de versiones, pero no conocía ni había utilizado una metodología estructurada a la hora de organizar semánticamente los commits, las ramas, crear pull requests, hacer y recibir revisiones de código, integrar automáticamente analizadores de código, y la infinidad de ventajas que todo ello aporta.
  • Ya usaba un entorno de preproducción en mis desarrollos, pero luego aprendí que ni de lejos con las características de lo que se considera mínimamente adecuado.
  • No utilizaba entornos virtuales y me aterrorizaba enfrentarme a tareas de infraestructura.
  • Ya medía la audiencia de mis productos, pero nunca había sabido explotar bien esa información y tomar decisiones basadas en datos y no en opiniones.
  • Ya manejaba muchas filas en bases de datos, pero no miles de millones y todos los retos adicionales que ello conlleva.
  • Y claro, no sabía programar en Javascript, ni en R, ni infinidad de librerías, frameworks y utilidades que también se usan a diario en Frogtek.

Y un larguísimo etcétera imposible de enumerar… En general, Frogtek me ha permitido convertirme en un ingeniero de datos además de en un mejor ingeniero del software.

bla bla Mi primera excursión tras una retrospectiva con los compañeros de Frogtek.

Soy infinitamente mejor profesional que hace 10 años, y a día de hoy solo veo margen de mejora e infinidad de caminos para seguir aprendiendo en muchas áreas, y Frogtek tiene proyectos y visión de futuro de sobra para ello. Sigo siendo un privilegiado.

Como bien dijo (no recuerdo textualmente, pero sí la idea) uno de los últimos compañeros que se ha unido al equipo: «si en Frogtek hay programadores que llevan 10 años —conociendo el panorama actual de nuestro sector—, es que este es un muy buen sitio para trabajar». Y no puedo estar más de acuerdo.