Al igual que en post anteriores, en este no se va a hablar sobre tecnología, sino sobre cómo la tecnología puede ayudar a cambiar el rumbo de la vida de aquellas personas que realmente más lo necesitan. Una de las ventajas de trabajar en Frogtek, entre muchas otras, es la oportunidad de sentir cómo todo tu esfuerzo y sacrificio del día a día se ve reflejado en la calidad de vida de determinados sectores de la población.
En esta ocasión me ha tocado a mí hacer las maletas y moverme a México DF para sentir, vivir y comprender la otra parte de nuestro trabajo, que por mucho que te cuenten o te imagines, nunca se acerca a la realidad.
La primera vez que por fin se le pone rostro a esa persona de la que uno constantemente habla como si de su propio vecino se tratara, es difícil de explicar. Uno se siente por un lado como asustado, pero a la vez emocionado. Los tenderos, en general, son de ese tipo de personas que al principio les cuesta mostrarte su confianza pero que conforme van pasando los minutos y te van conociendo se van sintiendo más cómodos con tu presencia.
En mi primer día en México, afortunadamente me tocó conocer a Jesús, uno de nuestros tenderos. Jesús me sorprendió por su amabilidad así como por la inteligencia que demostraba. Nos contó que siempre había pensado en adquirir un punto de venta para su negocio, pero que por ciertas circunstancias de la vida no había sido posible. También nos contó que actualmente no atravesaba por buenos momentos económicos para adquirir nuestro sistema pero finalmente se decidió en nuestro favor. Quizás porque Jesús tendrá más o menos mi edad, me sentí muy identificado con él y me preguntaba qué hubiese pasado si yo o cualquiera de nosotros hubiésemos nacido en las mismas circunstancias. Desde aquí, Jesús, ¡espero y te deseo de corazón que te seamos de ayuda!